viernes, 10 de septiembre de 2010

Instante (360°)

Es ese instante maldito, cuando de repente, el instante llega, se paraliza; parpadeo y vuelvo de mi mente paralizada. Como un acto reflejo regreso. Tomo lápiz y papel y me siento. Dejo reposando mis pies sobre el sillón, mientras la estufa me quita el frío. De fondo la música como extraída de una película se aleja en su silencio y vuelve a comenzar. Me detengo, enciendo un cigarrillo, doy unas pitas y retorno al papel y el lápiz. Sigo pensando y detengo de vez en cuando la mirada perdida en el vacío, así voy y vengo, aquí y allá. Ese instante vuelve y se va, es un visitante que regresa a mi cuando te vas y es ahí, justo ahí, cuando se detiene frente a mí, me veo absurdo, desencajado y a la vez, increíblemente creo todo con un sentimiento de certeza. La adrenalina me acelera y sube sobre mí una sensación inevitable, ese instante tan fugaz, ese fragmento de mi tiempo acumulado, que me cuelga y me muestra a su vez cosas que ahí no caben porque son muchas cosas vividas. Ese instante metafísicamente increíble se resume en ti. Ahí regreso y ya no me veo, volteo a mi costado y la casa se encuentra vacía; es la ausencia lo que vuelve vacío a algo, de estar ahí presente estaría lleno, simplemente porque abarcas del vacío una parte, y sin esa parte, no tengo en mí ser un todo. Ese todo en este mundo era yo a hasta que llegaste y comenzaste a vivir no conmigo, sino en mi. Si pudieras al menos sumergirte en los márgenes de mi mente, ese instante parece una tragedia o al menos lo siento así, pero aun así es incierto, ¿Hasta qué punto controlamos las cosas? Cualquier momento puede ser ese instante, pasar de acá, donde me veo, al lugar donde estoy mirando.

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